martes, 17 de marzo de 2009

Cultura Popular y Masiva - Vínculos entre Bourdieu y Michael De Certeau

En este trabajo vinculo las nociones de hábitus y gustos en Bourdieu con los conceptos de Táctica y Estrategia en Michael De Certeau.

La cultura un espacio de Lucha

El diálogo que puede establecerse entre de Certeau y Bourdieu se da en torno a la toma, o no, de la palabra por parte de los sectores populares y los modos que ésta puede asumir. Cada uno sostiene posturas diversas.
De Certeau básicamente dice que cuando un grupo iletrado pretende tomar la palabra, alzar su voz, ocupar un lugar, estamos ya en el terreno de la política.
¨La atención se dirige hoy en día hacia los movimientos populares que intentan instaurar una red de relaciones sociales necesarias para la existencia de una comunidad, y que reaccionan ¨contra la pérdida del derecho más fundamental, el derecho de un grupo social a formular por sí mismo sus cuadros de referencia y sus modelos de comportamiento¨.
En el pasaje de las acciones de la vida cotidiana, rutinaria, automatizada, que también el autor lo piensa en términos de tácticas[1], o en las dimensiones de la cultura, que De Certeau las define como ordinarias, oral y operatoria, a imponer sus representaciones, sus voces, a ser reconocido públicamente, lo que buscan es modificar las representaciones autorizadas a través del poder político, esto lo hacen e intervienen a través de su cultura.
¨La expresión cultural es ante todo una operación.¨. ¨… de una problemática orientada hacia las representaciones, hacia los productos culturales y hacia el carácter excepcional de la producción cultivada, se pasa a una perspectiva centrada en las prácticas, en las relaciones humanas y la transformación de las estructuras de la vida social. Lo operatorio, lo locutorio, lo ¨trivial¨ (que es también lo fundamental) tales son los ejes de la revolución cultural que se esboza en la base, diseminadas en las innovaciones que hormiguean sobre la hierba.¨
A través de esa intervención primera, que es de tipo cultural, producen ¨efectos de representación y transformación social¨. De Certeau explica:
¨La cultura oscila más fundamentalmente entre dos formas, de las cuales una no deja de hacer olvidar a la otra. De un lado se encuentra lo que ¨permanece¨; del otro, lo que se inventa. De una parte hay demoras, latencias, retardos, que se apilan en el espesor de las mentalidades, de las evidencias y de las ritualizaciones sociales, vida opaca, testaruda, entrerrada en los gestos cotidianos, a la vez los más actuales y milenarios.”
No hay una única realidad, sino una serie de representaciones aceptadas que son las representaciones aceptadas:
¨La pasividad, la resistencia, son conceptos relativos a un lugar particular donde uno se acredita representar el progreso. Donde uno posee los medios de ejercer el intervencionismo conquistador ¿es modificable en estos días esta situación?, ¿en qué condiciones puede cambiarse la relación de fuerza que constituye la mayoría en el límite de la acción de una categoría?.¨
Esta intervención cultural de los sectores populares modifica levemente las representaciones autorizadas, sin embargo no logra tumbarla totalmente, por lo tanto no logra fundar una nueva representación, sólo produce fisuras a los creíbles de estas representaciones autorizadas.
¨A toda voluntad constructiva (y cada grupo supone) se le hacen necesarios signos de reconocimiento y acuerdos tácitos sobre las condiciones de posibilidad, para la cual se ha abierto un espacio en el cual desplegarla. Las representaciones recibidas inauguran una nueva credibilidad al mismo tiempo que la expresan.
Estas credibilidades enuncian las invenciones. Pero a menudo estas inauguraciones, novedades que huyen en la espesura de la historia humana, se hacen visibles solamente gracias a lo que se torna creíble o deja de serlo. Así habla, con pudor, el lenguaje popular. Lo esencial no lo dice directamente, sino a través de lo que no niega de aquello que recibió.”
Las representaciones autorizadas sustentan la comunicabilidad de la sociedad, hay comunicación porque compartimos una serie de representaciones legitimadas.
¨Estas autoridades aseguran la comunicación. Pero, por eso mismo, designan lo que nadie puede identificar y a lo que nadie puede sustraerse sin reconocer el lazo necesario entre la relación con una verdad y la relación con los otros.¨
La cultura es siempre dinámica, es por eso que las representaciones autorizadas no se dan de una vez y para siempre, es decir, no se mantienen siempre iguales. Por eso los sectores populares tratarán de modificarlas y los sectores dominantes, de mantenerlas.
Los sectores populares, por medio de las operaciones de la vida cotidiana, que De Certeau define como ¨micro-revoluciones¨, intentan modificar los creíbles autorizados para imponer los suyos. Sin embargo, en el momento en que los sectores populares intentan expresarse, lo que producen es una fiesta efímera, porque intervienen con instrumentos culturales y todavía no tienen ese poder político, ya que a través de las micro-revoluciones van modificando de a poco, y no de una vez y para siempre, esas representaciones autorizadas.
¨Lo cotidiano está salpicado de maravillas, tan bullicioso como deslumbrante, sobre los largos ritmos del lenguaje y de la historia, como el mundo de los escritores o de los artistas. Sin nombres propios, toda suerte de lenguajes dan lugar a estas fiestas efímeras que surgen, desaparecen y recomienzan.¨
A diferencia de De Certeau, Bourdieu plantea la problemática en otros términos. Para que un grupo ilegítimo pueda instituir su voz, debe producir una ruptura herética, que la entiende como una acción política. Al respecto, el autor dice:
¨La acción propiamente política es posible porque los agentes que forman parte del mundo social tienen un conocimiento (más o menos adecuada) de ese mundo y saben que se puede actuar sobre é, actuando sobre el conocimiento que de él se tiene. Esta acción pretende producir e imponer representaciones (mentales, verbales, gráficas o teatrales) del mundo social capaces de actuar sobre él actuando sobre la representación que de él se hacen los agentes.”
Esa ruptura herética debe modificar totalmente la doxa, Bourdieu no lo piensa en términos de micro-revoluciones, como De Certeau, modificando las representaciones autorizadas poco a poco, sino a través de una modificación completa de la doxa. Debe haber un cambio de doxa, debe haber un cambio de un saber legítimo por otro, esto implica transformar la lógica de la práctica en un discurso objetivo y que se vuelve objetivable.
¨La política comienza con la denuncia de este contrato tácito de adhesión al orden establecido que define la doxa originaria; dicho de otra forma, la subversión política presupone una subversión cognitiva, una reconversión de la visión del mundo.¨
¨La subversión herética explota la posibilidad de cambiar el mundo social cambiando la representación de ese mundo que contribuye a su realidad o, más concretamente, oponiendo una pre-visión paradójica, utopía, proyecto o programa a la visión ordinaria, que aprehende el mundo social como un mundo natural: enunciado preformativo, la pre-visión política es, en sí misma, una pre-dicción que pretende el acercamiento de lo que enuncia.¨
¨El discurso herético no sólo debe contribuir a romper la adhesión al mundo de sentido común profesando públicamente la ruptura con el orden ordinario, sino que debe también producir un nuevo sentido común e integrar en él, investidos con la legitimidad que confieren la manifestación pública y el reconocimiento colectivo, las prácticas y experiencias hasta ese momento tácitas o rechazadas por todo un grupo”
En el proceso político con la ruptura herética se da el pasaje del grupo práctico a un grupo instituido, que se produce cuando los principios de los sectores populares que hasta ese momento no son públicos, se objetivan y se hacen comunicables para la sociedad. Esa lógica que se objetiva implica formas de clasificar el mundo, de entenderlo. Dependen de los habitus[2]., y el habitus se expresa a través del sentido práctico que es prerreflexivo, no hay momento de representación. Entonces, cuando se subvierte la doxa, se objetiva un discurso distinto y en tanto que se produce por un proceso herético, a su vez es político.
La contracara, se haya en los sectores dominantes que buscaran evitar la ruptura herética. Bourdieu dice:
“…los dominantes se unen entre si con el consenso, acuerdo fundamental sobre el sentido del mundo social convertido así en mundo natural, dóxico fundado en el acuerdo sobre los principios de división.
Al trabajo motor de la critica herética responde el trabajo resistente de la ortodoxia”.
“…los dominantes, al no poder restaurar el silencio de la doxa, se esfuerzan en producir a través de un discurso puramente reacional la suplencia de todo lo que esta amenazado por la existencia misma del discurso herético. Hacen todo lo posible por anular la política en un discurso político despolitizado, producto de un trabajo de neutralización…”
[1] Tácticas: calculo que no puede contar con un lugar propio, ni por tanto con una frontera que distinga al otro. Es respuesta a las “estrategias” de los productores que son el calculo de relaciones de fuerzas que se vuelven posibles a partir del momento en que un sujeto de voluntad y de poder es susceptible de aislarse de un “ambiente”.
[2] disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas y estructurantes.

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